El inicio de la defensa jurídica de niños, niñas y adolescentes víctimas - sobrevivientes de abuso sexual infantil promovida por la Fundación, tuvo lugar a partir del año 2012 como respuesta al acto sexual abusivo del que fuere víctima uno de los familiares cercanos de la fundadora. Fue así que al abordar como propia, una realidad común a muchos hogares, se hace evidente que ésta realidad hace parte de su historia familiar y que, por ende, no podía seguir oculta, que los sobrevivientes no debían sentir vergüenza o culpa por lo sucedido, sino que él o los agresores eran los llamados a asumir su responsabilidad y debían ser los destinatarios del reproche social y la sanción jurídica por los actos cometidos.
También, en este proceso se encontró, que los sobrevivientes y sus familiares sentían que no tenían acompañamiento por parte de las instituciones públicas encargadas de su atención, y así mismo que durante la investigación y juzgamiento de los agresores se presentaban dudas que no eran resueltas por los funcionarios, que el lenguaje en el tratamiento de estos casos era muy técnico y despersonalizado, con lo cual se olvidaba a la víctima, su entorno y su familia.
Es por ello que se identificó la necesidad de realizar un acercamiento más humano, sensible y comprensivo de los sobrevivientes y sus familias, partiendo de escuchar sus temores, preocupaciones e inquietudes, acompañando la asimilación de la situación y sensibilizando acerca de que esta problemática se debe abordar teniendo cuidado de no hacer señalamientos a los sobrevivientes.
En el curso de los primeros procesos judiciales en los cuales se efectuó acompañamiento, se dimensionó además que las necesidades no solo son jurídicas, sino también psicológicas, afectivas, que existe una carencia de información acerca de las consecuencias del abuso, y que por lo tanto la intervención debe realizarse en varios niveles, no solo en el jurídico.
Siendo así, se identificaron las siguientes líneas de acción:
1. Identificación de factores de riesgo.
2. Sensibilización hacia la problemática.
3. Realización de campañas de prevención.
4. Acompañamiento jurídico a los sobrevivientes y a sus familiares.
5. Acompañamiento psicológico a los sobrevivientes y a sus familiares.
6. Formación en el manejo de la problemática dirigida no solo a los profesionales, funcionarios que intervienen en los procesos jurídicos y psicológicos, sino en general a toda la sociedad.
7. Acercamiento respetuoso, directo y comprensivo hacia el sobreviviente.
8. Escucha a los sobrevivientes, haciéndolos parte de todo el proceso, prestando atención a sus necesidades y al restablecimiento de sus derechos.
Así mismo, teniendo en cuenta que el abuso sexual infantil es un fenómeno que ha estado presente en nuestra sociedad desde hace varias décadas, se consideró que las acciones no solo debían concretarse en los sobrevivientes menores de edad de cuyos casos se tenía conocimiento, sino que además debían hacerse extensivas a todos aquellos sobrevivientes del abuso sexual infantil, que sin importar su edad, han tenido que soportar en silencio las consecuencias de dichos hechos y que con independencia de si tuvieron tratamiento o no, carecen de un espacio donde sentirse comprendidos, recibir acompañamiento y hablar de su experiencia sin vergüenza o sin temor al rechazo.
Todas estas reflexiones, llevaron a que en febrero del año 2016, se constituyera la Fundación y a que poco a poco y gracias al apoyo voluntario se fuera consolidando este proyecto, que aún no ha germinado por completo y que por ende requiere de la contribución y el compromiso de todos.